En Escocia el futuro se llama YES

Escocia demuestra que los procesos de autodeterminación no son ni anacrónicos ni antinaturales

 

Pone sobre la mesa un proceso ejemplar, donde el principio de integridad territorial de los estados, ha sucumbido ante el derecho a decidir de los pueblos.

 

El próximo 18 de septiembre, los escoceses responderán a la pregunta que definirá su futuro. La pregunta que busca encontrar la respuesta que refleje la voluntad libremente expuesta por los escoceses. Un ejercicio democrático sin igual que trae a causa el entendimiento bilateral entre los Gobiernos británicos y escoceses.

Un proceso que se ha desarrollado de forma pacífica y coherente. La actitud y el buen hacer pacífico de Escocia en este proceso, demuestra que el entendimiento y el dialogo son las únicas armas posibles para llegar a cabo cualquier tipo de proceso. Dejando de lado cualquier forma de violencia.

El proceso escocés pone sobre la mesa un modelo ejemplar, donde el principio de integridad territorial de los estados, ha sucumbido ante el derecho a decidir de los pueblos. El Gobierno británico ha demostrado gran madurez y respeto a la hora de conceder la palabra a los ciudadanos esconces, y sobre todo, a la hora de aceptar y acatar su voluntad.

Las palabras grandilocuentes de aquellos que afirman que los procesos de autodeterminación están obsoletos han quedado en fuera de juego. Escocia ha mostrando que es posible desarrollar procesos democráticos íntegros en pleno siglo XXI. Este proceso que tiene como eje la madurez y el respeto pone en jaque la afirmación de que los procesos de autodeterminación son procesos anacrónicos y antinaturales.

Los escoceses tendrán en adelante la posibilidad de desarrollar su propia identidad. La posibilidad de poner en marcha las políticas basadas en aquellos valores sociales y políticos que le son inherentes.

Es por ello que queremos pedir al Gobierno español que los procesos de autodeterminación no se basan en la confrontación, sino que encuentran su fundamento en el derecho de los ciudadanos a diseñar su futuro y en el derecho a la elección de la opción que estimen oportuno. Es posible poner en marcha un proceso en el que un pueblo ejerza su derecho a decidir de forma coherente y basada en el entendimiento, pero por el contrario, resulta imposible hacer caso omiso y mirar a otro lado cuando un pueblo quiere expresar su voluntad de forma democrática y libre.

Pero no solo al Gobierno español, también queremos hacer un llamamiento a la unión entre abertzales. Emplazamos a la Izquierda Abertzale para que, con el fin de que no se repita lo ocurrido en el parlamento de Gasteiz en el 2008, deje de usar el derecho a decidir como instrumento político para anteponer sus intereses partidistas.

El camino iniciado por Escocia, nos demuestra que es posible llevar a cabo procesos democráticos que pretenden el ejercicio del derecho a decidir, y ello en pleno siglo XXI. ¡Continuemos pues con nuestro camino!

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